Proyecto reducción de jornada.
Héctor Henríquez Negrón
Presidente ARMASUR A.G.
Multigremial Región de Los Lagos.
La moción parlamentaria que busca reducir la jornada laboral a 38 horas, que en realidad son realmente 34, ya que contempla dentro de ella una hora para efectos de colación, o la llamada fórmula de 4 días de trabajo por 3 días de descanso, por la oportunidad, no va en la dirección correcta. Veamos:
Todos coincidimos en que hoy más que nunca, es importante velar por las fuentes laborales y la salud mental de los chilenos, golpeada con crudeza por la pandemia. En específico, el mundo de las Pymes atraviesa por una muy difícil y delicada situación económica.
La puesta en práctica de un cuerpo legal, con las características con las cuales ha sido formulada esta moción parlamentaria, no considera el impacto que puede originar en las micro, pequeñas y medianas empresas. Las Pymes.
Las Pymes están mal. Muchas de ellas ya quebraron y las que no, luchan por salir adelante y con ello evitar dejar sin fuente laboral a sus trabajadores. Se han endeudado, o bien, se han desprendido de otros activos para cumplir mes a mes con sus compromisos de pago.
Hoy, en medio de la situación que se vive no sólo en nuestra Región y en Chile, sino a nivel mundial, se necesitan acciones que propendan la reactivación económica, medidas pro empleo y no lo contrario.
Si lo que el proyecto busca es ayudar a los trabajadores, lamentablemente tenemos que decir que no sólo no ayuda al mundo del emprendimiento, sino que tampoco a los trabajadores. Se encuentra desconectado de lo que está pasando.
Lo que nos permitimos sugerir son acciones parlamentarias que “movilicen” al Estado, a través del gobierno, para que promueva iniciativas pro empleo, de apoyo a la formalización de miles de personas que producto de la crisis sanitaria han generado emprendimientos a los cuales hay que ayudar. Eso, a nuestro juicio, debe ser donde los esfuerzos e injerencia parlamentaria deberían concentrarse, dejando el deseo de una reducción de jornada laboral, para cuando las condiciones a nivel global lo hagan de verdad posible.
Si lográramos mantener o mejorar la productividad en 38 horas en lugar de 45, nadie podría discutir los beneficios que tendría en la salud mental, en la relación familiar de las personas y en las mismas empresas. Simplemente, las condiciones para implementarlo no están dadas y al final el efecto puede ser exactamente contrario a lo buscado.